A lo largo de la historia hemos visto como ha cambiado esta institución inmemorial, según los jefes del momento, para conseguir un éxito que hoy podríamos hablar de deséxito, si es que existe tal palabra.
En un intento de hacer una escuela más cercana, más participativa, más tú a tú, en la que el maestro tiene una posición de igual a igual frente al alumno, hemos logrado una escuela en la que el pupilo manda sobre todas las cosas. Hemos partido del conocido dicho “con sangre la letra entra” a maestros en la cola de un psicoanalista.
La clave en mi humilde opinión es el punto intermedio, pero debe ser difícil de conseguir. Pasamos de un extremo a otro sin pararnos en la mitad del camino, que a lo mejor es la solución.
Muy cortito pero muy bien escrito.
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