En el
bloque II hemos visto los textos folclóricos, su clasificación y
características, el uso de los cuentos folclóricos. Selección y adaptación.
El texto
folclórico es un texto literario escrito por y para el pueblo para entretener a
la gente. Se solían trasmitir de manera oral y se usaban –en ocasiones- para
dar lecciones moralizantes. Contenían gran realismo (reflejaban gran parte de
la realidad) y poseían elementos simbólicos. La diferencia entre el
folclore literario y la literatura folclórica es que el folclore literario es aquel que nace de autores anónimos
y no cultos, pero que lo conoce y difunde por haberlo recibido de forma
tradicional, como por ejemplo; coplas populares, leyendas tradicionales o
relatos; por el contrario la Literatura
folclórica, es aquella realizada por escritores cultos que representan
situaciones de índole folclórica.
El texto
folclórico podía aparecer en cualquiera de los tres grandes géneros:
En prosa, encontramos textos paraliterarios
(fábulas y mitos) y textos literarios (cuentos y leyendas). Hay que destacar
Charles Perrault, adaptador con intención moralizante, los hermanos Grimm,
recopiladores que no muestran ninguna intención, Hans Christian Andersen el
único escritor de cuentos juveniles y los españoles Fernán Caballero y el padre
Coloma.
En teatro,
este género existe a lo largo de los
siglos. Sin embargo, no existen textos teatrales folclóricos. Esto es debido a
que las historias se transmitían oralmente. En cambio, sí existen las
dramatizaciones. Éstas son las interpretaciones y representaciones que se
hacían de la historia contada oralmente. Podían ser:
Representaciones de carácter religioso: sobre todo en Semana Santa y Navidad, como ejemplo, La pasión de Cristo y El nacimiento de
Jesucristo.
Representaciones festivas o de carácter profano:
Las personas actuaban bajo los efectos del alcohol y
diversos estupefacientes. Casi todas estas fiestas presentan manifestaciones
sexuales.
Los Cómicos de la legua:
Era gente que no tenía otra manera de vivir y se
asociaban. Se compraban entre todos un carromato y se dedicaban a dar pequeñas
representaciones teatrales. Eran nómadas. Películas en las que podemos ver la
función de estos cómicos: “Los cómicos de la legua” y “Las cosas del
querer”.También representaban pequeñas obras para niños, estas obras se
llaman: Títeres de cachiporra.
En la
poesía que estaba ligada a las danzas, el baile y la música, para recitar y
cantar (nanas, textos para recitar y textos para jugar). Está muy ligada a la
música y al juego. Hay que saber diferenciar entre poesía popular y poesía
folclórica, está es la poesía tradicional.
Los diferentes tipos de poesía folclórica son:
Las canciones o cancioncillas de amor.
Las coplas.
Las oraciones de carácter pagano.
Todos es
tos textos han constituido una pedagogía natural y espontánea que se daba en
situaciones, ya desaparecidas, de tertulia doméstica, campesina, el patio de
los vecinos y la calle. Creo que es importante que los colegios puedan
sustituir estas situaciones adaptándolas a dicho ámbito, el docente y a la
sociedad actual. Cuando yo era niña todos los cuentos que se transmitían de
forma oral eran cuentos tradicionales, como Pulgarcito, Caperucita Roja o Los
Siete Cabritillos. Siempre había creído que estos cuentos habían sido creados
para niños, ahora sé que eran historias para adultos, aunque trasmitidas y escuchadas
por todas las gentes, mayores y pequeños, ya que en esa época el concepto de
infancia no existía, por lo tanto, no había ningún tipo de protección hacia los
niños, para prevenir de algún peligro real o para dar alguna lección
moral. Me ha llamado la atención la
versión original de Caperucita Roja, por no decir que me ha puesto los pelos de
punta. Esta característica de la transmisión oral, nos puede ser también muy
útil en las aulas, para aproximar, de
una forma adaptada y no tan tosca, a los niños a los problemas y actitudes del
mundo de los adultos, para que luego reflexionen sobre ello. En el colegio leíamos adivinanzas, poesías y sobre
todo fábulas de las cuales, teníamos que sacar la correspondiente moraleja,
pero no eran narradas, sino las leímos nosotros directamente del libro. Hoy en
día, creo que la Literatura Folclórica no está tan presente en las aulas. En
las prácticas, yo tuve la oportunidad de trabajar con ellos “La fea durmiente”,
ya la adaptación en sí, les pareció muy curiosa y que fuera a través de la
pizarra digital, creo que ayudó a la motivación. Después de que les leyera el
cuento hicimos un debate sobre la belleza interior y exterior, la belleza subjetiva
y los estereotipos en la sociedad. La experiencia fue muy positiva para mí y
creo que para ellos también. Por eso
creo que es tan importante que sepamos adaptar textos tradicionales. Para ello
hemos aprendido como tenemos que adaptar un cuento tradicional, en este caso
hemos adaptado el cuento “Toda clase de pieles” de los Hermanos Grimm. Siguiendo principalmente
tres pautas: 1. Mantener el punto de partida, 2. Las pruebas hay que mantenerlas
o cambiarlas por algo parecido y 3. El final lo podemos modificar
totalmente. Me ha parecido muy
interesante la actividad para realizar en mi futura labor como docente y así de
transmitir el folclore y que no caiga en el olvido, motivo a mis alumnos con
historias que ya conocen pero que a su
vez son diferentes y también los textos
folclóricos nos permite trabajar la interpretación, la entonación, los gestos,
la música e incluso educación plástica. Escuchar cuentos de la tradición oral,
estimula la imaginación y la capacidad crítica de los niños, aumentan su
sensibilidad y la alegría de recordar y al mismo tiempo compartir el recuerdo.
En relación a esto último, me vino al recuerdo un cuento que me contaba muchas
veces mi abuela cuando era muy pequeña, sólo recordaba pequeñas secuencias. El
cuento trataba sobre dos hermanos, Roberto y Celia que huyeron de su madrastra
y ésta les echó una maldición. No podrían beber de ninguna fuente que se
encontraran, por muchas sed que tuviesen, sino se convertirían en animales.
Tuve la suerte que en el puente de todos los Santos, mi abuela, con 100 años,
me volviera a contar el cuento con todo tipo de detalles. El cuento contribuye a fomentar el saber escuchar a
las personas mayores que aún tienen mucho que contar, pues llevan con ellos su
propio pasado y escucharlos es como si leyéramos libros. Y estoy totalmente de
acuerdo que los cuentos narrados o leídos en voz alta
crean vínculos de afectividad, que contribuyen a la felicidad personal de los
receptores. Por lo que me gustaría que en mis clases a parte de contar yo mis
cuentos y los niños, me gustaría que vinieran los padres o abuelos a narrarnos
la fábulas, mitos, cuentos o leyendas que conozcan, de aquí o de su país de
origen y así también los alumnos pueden comprender determinadas tradiciones y
erradicar cualquier tipo de racismo y potenciar valores positivos. Por otro
lado, creo que los maestros de Educación Primaria, tenemos un papel muy importante
a la hora de conseguir que los alumnos se transformen en lectores, por lo que
tenemos que transmitir disfrute y motivación a la hora de narrar un cuento.
También creo que es fundamental en su desarrollo, la transmisión oral, el
alumno que oye, cuenta y crea sus propios cuentos, está interiorizando recursos
literarios, palabras y estructuras que luego hace suyas. Para finalizar dejo escritas unas palabras de Soledad Puértolas
que he encontrado en Internet, sobre los primeros cuentos escuchados que
llevan
«... el germen de algo y cuando
acaba no se acaba, está destinado a permanecer, a volver a ser contado, a ser
inmortal...».
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para niños de 3 a
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¡Que no se pierda la memoria de los niños!
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Una bonita recopilación
de “Canciones, adivinanzas, trabalenguas, refranes, leyendas y cuentos
españoles” de Marta Benítez Lucas.
Los cuentos más conocidos de los hermanos
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